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PEQUEÑA LITERATURA EL CULTURAL

Mejor que la televisión

Los libros infantiles y juveniles resisten a la crisis

Mejor que la televisión

Los libros infantiles y juveniles resisten a la crisis

 

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DANIEL ARJONA | Publicado el 10/12/2010

La Pequeña Literatura vive un momento fructífero en títulos, profusión de editoriales y cuidado de los libros, pese a la crisis que no cesa. Los datos muestran un crecimiento superior al 10% pese a que ya ha empezado el ajuste en títulos y expectativas. Al debate sobre los malos tiempos, la amenaza o revulsivo del libro digital y la sombra de cierta estandarización entran autores, editores, expertos y libreros.


La irrupción de novedades editoriales navideñas destinadas a los trotadores bajitos ha tomado ya las librerías. Hordas de dragones, vampiros, duendes, hadas y osos parlantes de todo pelaje, a caballlo de volúmenes cada vez más llamativos. Y mucho más nutritivos que la televisión. Si bien los últimos años de la Literatura Infantil y Juvenil dibujan un género que resiste mejor la espantada de los lectores, los datos no garantizan que los zarpazos de la crisis no la acaben también por afectar.

Según datos de Nielsen recogidos en el último anuario sobre el libro infantil y juvenil que edita SM, la LIJ representó en 2009, último año con cifras publicadas, el 10% del total del mercado del libro con una facturación de 327 millones de euros. Con un crecimiento anual de ejemplares vendidos del 11'2% triplicaba las ventas medias de la industria. Y pese a ello, ya se apreciaba un sensible ajuste en el número de títulos con una bajada del 4%, estabilizándose en torno a los 5.000. Autores, editores y libreros consultados por El Cultural temen que 2010 resulte más complicado.

La Pequeña Literatura ha vivido años de oro, las editoriales, pequeñas y grandes se han multiplicado, así como los títulos y la factura de los libros resulta cada vez más deslumbrante, pese a esa cierta estandarización obligada por las modas de magos y vampiros. ¿Cómo afrontan autores, libreros y editores el horizonte de crisis, estancamiento e irrupción de soportes digitales?

El Nacional de Literatura Infantil y Juvenil ha premiado en 2010 Una habitación en Babel (Anaya), de Eliacer Cansino (Sevilla, 1954), profesor de filosofía en un instituto hispalense y uno de los más penetrantes creadores de hoy. Cansino distingue el gran desarrollo de la LIJ del actual momento editorial, “afectada por sus propios recortes”. Su propuesta pasa por hablar de problemas existenciales que sobrepasan el momento, “cuestiones que hagan que el joven busque su centro”. A la contra de modas: “Los monstruos siempre amenazan con destruirlo todo, y me refiero no sólo a vampiros y magos. Todo lo que estandariza, uniformiza, elimina matices, oculta otras realidades y eso tiene sus peligros, pues hace creer que solo hay una visión del mundo”.

Algo menos comprensivo con la actualidad editorial en la LIJ se muestra Mikel Valverde, escritor e ilustrador, autor de la exitosa serie Rita (Macmillan), la niña aventurera y robinsona. Partidario del antiguo y mágico rito de contar historias “para aprender y disfrutar de la vida”, Valverde piensa que la industria editorial “se ha entregado a una forma de trabajar basada en la propaganda y en el impacto con una visión cortoplacista y un afán de aumentar las ventas exclusivamente”. Sin miedo a una evolución sensata y natural del libro digital señala que “lo normal es un escenario en el que convivan con naturalidad los dos soportes.Este escenario está hoy en día en las secciones infantiles de las bibliotecas”.

Políticas más conservadoras
Estudiosos y expertos de la Pequeña Literatura como Gustavo Puerta o la crítica de El Cultural, Carmen Blázquez, coinciden en advertir contra la excesiva urgencia que la crisis concede a los criterios comerciales. Gustavo Puerta explica que “a raíz de la crisis, las políticas editoriales de los grandes grupos se han vuelto más conservadoras y, por lo tanto, las empresas son muy reacias a innovar o asumir cualquier proyecto que pueda implicar un mínimo de riesgo. Junto a estos dos hechos tenemos que considerar la reducción, y posible desaparición, de las ayudas públicas a la edición y de las compras institucionales. En conjunto, todo nos hace pensar que esa literatura de consumo de escasa calidad y sensibilidad constituirá el grueso de la oferta para niños y jóvenes y, por lo tanto, que cualquier libro que no se ajuste a los esquemas de márketing lo tendrá aún más difícil. Romper este destino sería el reto a afrontar”.

Para Carmen Blázquez lo que siempre debería ser prioritario es “ofrecer buenos libros sin perder de vista que los receptores son personas que están formando su personalidad y su gusto literario. No es fácil que la imaginación y la calidad desaparezcan, pero desde luego con criterios de publicación tan comerciales se dificulta, y mucho, que otros libros lleguen a ver la luz, y que, si lo consiguen, puedan ser encontrados en los puntos de venta. De ahí el papel fundamental de los orientadores”.

Los que más leen con diferencia
¿Y cómo afrontan precisamente los editores tanta dificultad? ¿Qué esperan de la campaña navideña? Gabriel Brandariz, editor de publicaciones infantiles y juveniles de Ediciones SM, cuenta con no perder clientes porque sabe que los niños “son los que más leen y con diferencia”, aunque asume también que ahora el precio cuenta mucho más que antes. Brandariz rebaja además los peligros de la homogeneidad pues “los grandes temas son siempre los mismos. Vampiros, elfos o renegados de un futuro totalitario, la tendencia futura, son solo los envoltorios para contarnos los conflictos que siempre han preocupado al ser humano: el amor, los celos, la muerte, el sentido de todo esto. Los grandes autores saben contarnos lo mismo de siempre como si lo leyéramos por primera vez”. Por su parte, Pablo Cruz, editor de Anaya infantil y juvenil sabe de la necesidad de desarrollar el e-book “sin caer en la fiebre digital ni atrincherarnos en el libro impreso”. Pero destaca también que “el infantil es aún un libro-objeto; cuidamos el gramaje y la textura del papel, la calidad de la impresión, la encuadernación… Espero que los lectores sigan apreciando durante mucho tiempo estos detalles que hacen de la lectura una experiencia multisensorial. Por suerte, el libro sigue siendo uno de los regalos preferidos en fechas navideñas, debido a su asequible precio y la gran variedad de temas y formatos. Hay que recordar que es diez veces más barato que un e-reader, y tienes la seguridad de que te durará para siempre”.

Fernando Diego García es editor de Zorro Rojo, uno de los pequeños sellos independientes que de un tiempo a esta parte han venido para quedarse con un catálogo de álbumes y libros tan cuidado como original, que recupera clásicos y modernos del género. García reivindica “editoriales como la nuestra que no se mueven dentro de la lógica de los grandes grupos editoriales. El que lo intentara, seguramente sería devorado, porque el leit motiv para una pequeña editorial independiente debe ser la construcción de nuevas tendencias y no el aprovechamiento de las modas existentes”.

Librería hiperactivas
Tal vez la víctima de esa quimera amenazante que conforman la crisis y el e-book sean las librerías. Cada vez más sumergidas en las novedades de una industria donde rige el “edita que algo queda”, desbordadas por la gestión de las devoluciones y sin acabar de ver claro su lugar en los futuros virtuales que se avecinan. En el caso de las librerías para niños y jóvenes, cuentan con armas propias, como la conversión de sus espacios en multiformes escenarios de todo tipo de actividades y la belleza, difícilmente repetible en otros formatos, de los volúmenes que ofrecen.

Desde la librería de referencia de la LIJ en Barcelona, Casa Anita (que recientemente ha mudado su sede a Carrer Vic, 14), su propietaria, Oblit Baseiria destaca que en su estrategia para surfear la crisis lo más importante es rescatar los buenos libros de la cantidad de “libros malos y feos” que se publican, para salvar los muebles con ganas y buen gusto. Y corrobora la originalidad de su negocio: “No creo que el libro tradicional desaparezca y tengo la gran suerte de vender libros en que el soporte, formato, medidas y demás son la definición del libro como tal”. Y todo esto sin temor a los vampiros: “Si son imaginativos y simpáticos tampoco vamos a renunciar a ellos. De todas formas es un género adolescente que está llegando a su fin de tanta explotación”.

En Madrid, la hiperactiva Pilar Pérez, que lleva las riendas de El Dragón Lector, se autoimpone “el reto de la creatividad”, que pasa por que libros y actividades sean los ingredientes de un único menú cultural para pequeños y grandes: “Estamos ampliando nuestro proyecto con nuevos desarrollos y más actividades. Esto nos está haciendo incluso crecer, ya que la compra de libros infantiles, lejos de ser un gasto para las familias es la inversión en una labor para ellos muy importante. Esta campaña navideña está siendo muy similar a la del año pasado, irregular, se retrasan las fechas y los importes medios de la venta disminuyen. Aún así, estamos ilusionados y esperamos mantener la cifra global”.


Hernández para niños

No siempre el centenario de un poeta trae ediciones dirigidas a los niños, pero el de Miguel Hernández nos ha regalado al menos cinco libros recomendables para lectores de diversas edades. Así, Anaya ha publicado Mi primer libro sobre Miguel Hernández, y Miguel Hernández, pastor de sueños, dos relatos sobre la infancia del poeta escritos por José Luis Ferris. Rosa Navarro Durán presenta La vida y poesía de Miguel Hernández contada a los niños (Edebé), y Kalandraka Miguel Hernández: 25 poemas, ilustrados por Ajubel, Javier Zabala, Pablo Auladell o Miguel Calatayud, mientras que Ediciones de La Torre recupera su indispensable Miguel Hernández para niños.





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